Realmente es más fácil de lo que parece – y no, no necesitas ninguna app – , pero al mirar las etiquetas de los productos cosméticos nos encontramos con palabrejas tan raras que nos entra la duda ¿será esto seguro? Tanto ingrediente químico… ¿no me afectará?
Lo primero que debemos preguntarnos es ¿cómo ha llegado este producto cosmético a la estantería de la tienda? ¿Quién ha autorizado su venta y quién ha dado el visto bueno para el uso en la población?
Seamos francos, nos preocupan los ingredientes que desconocemos, e incluso aquellos de los que hemos oído hablar a veces nos hacen sospechar porque se habla mal de ellos.
No hay que olvidar que las empresas de cosmética son negocios. Les interesa tener clientela fiel y satstecha. Están obligadas a seguir el reglamento (CE) Nº 1223/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo del 30 de Nov. de 2009 sobre productos cosméticos. Sacar a la venta un cosmético no es simplemente mezclar ingredientes, ponerlos en un recipiente atractivo y colocarlo en las estanterías.
Para poder venderse en la Unión Europea, deben cumplirse los artículos de ese reglamento. Estas normas son muy exhaustivas y establecen las pautas de seguridad en cuanto a los ingredientes, composición, fabricación y requisitos del envase.
En este reglamento, además, se detallan listas más específicas como cuáles son las sustancias prohibidas en cosmética, cuáles pueden usarse pero con ciertas restricciones, así como los conservantes que pueden usarse y cómo.
A parte, existe otro reglameto (CE) nº 1272/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo, que clasifica aquellas sustancias cancerígenas o tóxicas para la reproducción, y quedan prohibidas para su uso en cosmética.
¿Cómo se decide la prohibición de estas sustancias?
Se decide en base a la evaluación científica del Comité de Evaluación de Riesgos de la Agencia Europea de Sustancias y mezclas químicas. No sólo eso, sino que estas listas y clasificaciones se revisan anualmente para incorporar nuevas sustancias, o bien para autorizar el uso de manera específica y excepcional de alguna sustancia cuando se demuestre bajo prueba y evaluación científica que dicha sustancia es segura en esas y sólo esas condiciones.
La realidad es que la UE tiene, como vemos, una de las legislaciones más estrictas en cuanto a seguridad en cosméticos, por lo que es difícil que llegue a las tiendas algún producto potencialmente peligroso.
¿Cómo detectar cosméticos sin químicos?
La cosmética sin químicos tal cual, no existe, porque todo es química: en la naturaleza hay química, el agua tiene composición química, el oxígeno, las frutas y hortalizas tienen composición química (y probablemente no querríamos comprarlos si llevaran etiqueta con su composición porque nos asustaríamos, sin razón). Así que obviamente, todo producto cosmético tiene composición e ingredientes químicos, ya sea fabricada en un laboratorio con medidas de higiene y seguridad o en un taller artesanal con ingredientes ecológicos donde no hay medidas sanitarias. Incluso aunque sólo te untes con aceite de oliva, porque el aceite tiene composición química. Nuestro propio organismo, nuestro cerebro y procesos biológicos son reacciones químicas que nos hacen mantenernos vivos. De manera que la próxima vez que veas el reclamo «nuestros productos no tienen químicos» ya sabes que es una frase sin sentido, para atraer a clientes que tienen miedo de la palabra «química» (aunque no saben muy bien qué es).
¿Qué pasa con los ingredientes tóxicos?
Todo cosmético que cumpla con las normas de seguridad establecidas en el reglamento específico y es autorizado para su venta, no contiene ingredientes potencialmente tóxicos. Os pongo un ejemplo: algunos alcoholes que encontramos en cosméticos (y hay alcoholes de muchos tipos), están ahí para que otro activo del cosmético en cuestión funcione como debe funcionar. Por ejemplo, un ingrediente antiedad que debe actuar en un nivel más interno de la piel. Para que llegue donde debe llegar, ese tipo de alcohol en particular debe estar en una concentración y proporción específica, la cual es segura. Es decir, la «toxicidad» o acción nociva de una sustancia dentro de un cosmético, no se mide por su presencia en la fórmula sino por su uso y proporción. Por lo tanto, todo cosmético que cumple las normas sanitarias no debe asustarnos por una toxicidad que es inexistente.
Ya, pero muchos cosméticos tienen parabenos, y son malos.
Los parabenos son una familia de conservantes, y están ahí para evitar que tu tarro de crema críe bacterias en contacto con el oxígeno y caduque a los cuatro días de haberlo abierto y te cause una reacción en la piel. De la amplia familia de parabenos, en cosmética se pueden utilizar sólamente ciertos parabenos (están detallados en el reglamento de ingrdientes cosméticos). Además son la familia de conservantes más eficaces que hay y que produce menos alergias. Los productos sin parabenos llevarán siempre otro tipo de conservante, que hace prácticamente hace la misma función.
¿Entonces, por qué no queremos a los parabenos?
Hay muchos tipos de parabenos, y hace unos años se publicó un estudio que se hizo sobre algunos parabenos en particular (no de todos en general), y se comprobó que algunos de estos parabenos del estudio se comportaban de forma parecida a las hormonas (actividad estrógénica), lo cual puede influir en la salud. PEEEEERO, resulta que estos parabenos se habían estudiado a altísimas concentraciones, y además eran parabenos que NO se utilizan en la indústria cosmética (parabenos de cadena larga). Por lo que decir que los parabenos usados en las cremas son peligrosos, no tiene sentido a la luz de dicho estudio, porque ni son esos, ni se usan a esas concentraciones. Al revés, precisamente hay mucha evidencia científica que respalda el uso de los parabenos autorizados para garantizar la seguridad de nuestros cosméticos. Cierto es que algunas personas son especialmente sensibles a algunos de ellos y deben vigilar (igual que la persona alérgica a los cacahuetes debe asegurarse de no comer cacahuetes), pero afortunadamente son pocos casos y cada vez se usan menos en las fórmulas, para evitar esa incomodidad al público (y para seguir vendiendo, no olivdemos que a las empresas les interesa seguir vendiéndonos productos que nos gusten).
Por lo tanto, si tus cremas tienen parabenos, puedes tener la tranquilidad de que son sustancias autorizadas y usadas de forma segura en la formulación. Y si no tienen parabenos, que sepas que es por la confusión que generó aquél estudio entre la población, que empezó a pedir productos «sin parabenos» (pero llevará otro conservante de todos modos).
¿Y si no quiero que mi piel absorba ninguna sustancia aunque sea segura?
Afortunadamente, ningún cosmético es absorbido por la piel y llevado a la sangre jamás. La piel es el órgano que nos protege del exterior, y aunque los cosméticos pueden penetrar a algunas capas de la piel, no pasan de ahí si la piel está sana y sin heridas. Precisamente, es realmente difícil para los formuladores crear cosméticos que sean capaces de llegar a capas profundas. Sólamente productos sanitarios o medicamentos tópicos tienen la autorización legal de usar fórmulas que atraviesen la piel, y aún así, con sus restricciones (parches anticonceptivos, cremas para la circulación, son medicamentos, no cosméticos). Por lo que, si algún cosmético tiene sustancias en cantidades suficientes como para atravesar la piel, no se le permitiría fabricarlo ni venderlo, pues no tendría la categoría de cosmético.
¿Entonces cuáles son los cosméticos verdaderamente peligrosos?
Yo no los llamaría peligrosos, pero no me fiaría de aquellos que no han passado los controles de seguridad necesarios. Es decir, aquellos que se fabrican en casa, o en talleres artesanales que ponen a la venta directamente, mercados de cosmética artesanal fabricada en casa del comerciante, etc. No sabes si han pasado el control de la AEMS (Agencia Española de Medicamenteos y productos Sanitarios) y no pueden asegurar que se han seguido las normas sanitarias o de las proporciones de los ingredientes que se usan. Es mucho más fácil que una tanda de cremas artesanales salga defectuosa o con alguna contaminación bacteriana, que no la que se controla escrupulosamente en un laboratorio y no sale a la venta sin la autorización sanitaria correspondiente.
¿Puedo usar la app de turno para identificar cosméticos peligrosos?
Este tipo de app, no tienen sentido, ya que sólamente indican la presencia de determinados ingredientes, pero no indican ni la proporción, ni cómo actúan en la piel. Además no tienen el respaldo de estudios sanitarios ni tampoco tienen detrás a profesionales cualificados validando la información que te muestran.
Hay que tener muy claro que no se puede valorar de la misma forma una etiqueta de ingredientes en los alimentos que en un cosmético, son cosas totalmente distintas.
Así se detectan los cosméticos poco fiables
Déborah García tiene un vídeo estupendo sobre los parabenos y sobre en qué debemos fijarnos para comprar cosmética segura. Estos son los consejos para asegurarte de que estás comprando un cosmético seguro:
- La primera, no compres productos cosméticos falsificados. No han pasado los controles sanitarios y sí que podrían contener alguna sustancia no permitida o usada de manera no segura.
- No compres cosméticos artesanales/caseros, ya que tampoco ha pasado los controles sanitarios, aunque la intención sea la mejor.
- También hay que fijarse en la etiqueta/envase, ya que, si ha recibido la autorización para la venta, de manera obligatoria debe indicar:
- La fecha de caducidad o duración mínima. Es el tiempo que el fabricante garantiza que el producto está en buenas condiciones, incluso aunque no haya sido abierto.
- También el PAO (periodo después de la apertura). Son los meses que podemos usar el cosmético una vez abierto. Es ese dibujo que representa un bote abierto y tiene un número seguido de una M que corresponde a los meses que garantiza su buen estado.
- Persona o empresa responsable.
- Función del producto claramente indicada.
- Modo de empleo, conservación y precauciones.
- Lista de ingredientes según la nomenclatura INCI.
- Nº de lote.
En definitiva, es difícil que los cosméticos que cumplen las normas contengan sustancias tóxicas o peligrosas, ya que es una industria muy vigilada y controlada. Diferente es que por preferencias personales o patologías específicas quieras evitar ciertos ingredientes, pero en cuanto a seguridad para la población general, podemos estar tranquilas.